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Wak’añ Wak’a, la reflexión sobre el nexo entre la faja indígena y el ciclo vital

Las fajas tejidas por manos indígenas y sus conexiones con el ciclo vital desde la gestación hasta la muerte, además de sus usos cotidianos y significados a lo largo de la vida de las personas, se reflejan en la exposición «Wak’añ Wak’a» inaugurada en el Museo de Etnografía y Folclore (Musef) de Bolivia.

El nombre completo de la muestra es «Wak’añ Waka. Fajas protectoras y formadoras de la vida», porque busca reflexionar sobre la conectividad entre estos textiles y la crianza dentro de las cosmovisiones indígenas, comentó a EFE la directora del Musef, Elvira Espejo.

En aimara existe el término «wak’a» que quiere decir «un lugar sagrado, lleno de energías, que protege la vida», explicó Espejo, que es una destacada indígena tejedora, artista plástica, documentalista y gestora cultural.

Pero «wak’a» también se emplea para referirse a la faja, es decir que «también es parte de esa dinámica de la crianza de la vida, como por ejemplo gestar en este caso el feto en el vientre (y) proteger con la faja», dijo.

Así, las mujeres gestantes protegen sus vientres con fajas, como ocurre en las zonas cercanas al lago Titicaca, compartido entre Bolivia y Perú, donde usan los llamados «puyu wak’as» que llevan diseños similares a una especie de ojos, comentó.

Cuando las «wawas» o bebés nacen, se les envuelve con fajas y cuando los niños ya pueden gatear, nuevamente se les coloca este textil alrededor de la cintura para protegerlos.

Estas piezas textiles están presentes durante el crecimiento de la persona y en algunas circunstancias especiales, como cuando toca conformar una familia, y las hay «de muchos colores, en una gran variedad de tamaños y formatos», mencionó Espejo.

El ciclo continúa durante la tercera edad, donde se usan otros tipos de fajas, y «finalmente en el fardo funerario» se emplea una de más de 10 metros de largo para envolver el cuerpo del difunto «para desearle la larga vida» en el más allá, agregó.

La exposición refleja esto en unos paneles gigantes instalados en una parte de la sala con ilustraciones del cronista Felipe Guamán Poma de Ayala que muestran cinco etapas del ciclo de la vida: un niño gateando, otro un poco más grande en el campo, una joven, un padre y su hijo y finalmente un anciano, todos vistiendo fajas.

A un costado se expone una momia envuelta en una colorida faja, con una explicación sobre el ritual funerario andino.

La parte central muestra algunas simbologías relacionadas con el concepto de la crianza con la faja y el respeto por la Madre Tierra, los animales y las plantas, mientras que alrededor de la sala se muestran algunas otras piezas textiles y conocimientos sobre sus usos rituales según la edad de la persona.

Las fajas no son exclusivas de los aimaras, pues son parte de la vestimenta de otros pueblos indígenas como los quechuas, que las llaman «chumpi» o «chumpikuna», los urus o los guaraníes, entre otros.

Amplia investigación

La exposición es un resumen de una investigación previa realizada por Espejo junto a Edwin Uzquiano, el co-curador de la muestra, a partir de la colección de fajas que resguarda el museo, organizadas de acuerdo a su época, función y características individuales.

Según Espejo, la investigación permitió reflejar por un lado la diversidad del territorio boliviano a partir del material que se emplea para tejerlas en las distintas zonas.

Por ejemplo, se encontraron unas fajas de la región del Chaco hechas con fibra de algodón con tonos cafés rojizo, claro y medio.

Hay otras hechas con hilo de garabatá, que es una fibra vegetal, y también están las del Altiplano, que se hacen con las fibras de animales como llamas, alpacas y vicuñas.

Los abordajes fueron igualmente diversos, pues se vieron aspectos arqueológicos, históricos, etnográficos y lingüísticos, y todo eso está plasmado en un catálogo de 400 páginas que se publicará próximamente como complemento a la exposición.

Además se podrá ver la fusión de formatos e iconografías desde las épocas prehispánicas a la colonia, o la reciente adquisición de materiales artificiales como el hilo acrílico, entre otros.

La muestra estará abierta por un año en el Patio Siglo XX del Musef.

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