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jueves, mayo 2, 2024
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Creciente quema de bosques

Guido Pizarroso Duran

Bolivia vuelve a aparecer entre los países que pierde enormes extensiones de bosques, y existe el riesgo de que la destrucción continúe como consecuencia de los perjuicios económicos derivados de la pandemia de coronavirus.

Un nuevo estudio medioambiental alerta sobre este riesgo, al señalar que los países más afectados podrían intentar estimular sus economías promoviendo industrias extractivas. Esta conclusión cobra mayor certeza en nuestro medio, si se toman en cuenta las políticas atentatorias a la naturaleza adoptadas por el régimen del MAS y que están vigentes.

Recordemos que el anterior gobierno determinó autorizar la incursión de las transnacionales petroleras en las reservas naturales, entregó concesiones a empresas mineras chinas y aprobó la ampliación de la frontera agrícola, cediendo tierras a campesinos y empresarios afines a ese régimen para incorporar a la agricultura a áreas que antes estaban consideradas reservas fiscales, zonas protegidas y hasta territorios indígenas.

Volviendo al tema, BBC-Mundo publicó el informe de Global Forest Watch, una plataforma de monitoreo de bosques en tiempo real que pertenece al World Resources Institute, Instituto de Recursos Mundiales, con sede en Washington, revelando que el año pasado se perdieron en los trópicos 11,9 millones de hectáreas de bosque en general. Cerca de una tercera parte de esa pérdida, 3,8 millones de hectáreas, correspondió a bosques primarios. Y América Latina jugó un papel fundamental en esta historia de destrucción. Un tercio de toda la pérdida de bosque primario tropical a nivel global en 2019 tuvo lugar en Brasil. Y otro caso destacado por el informe es la pérdida «masiva» de bosque en Bolivia.

A nivel global, el informe señala que la pérdida de bosque primario en 2019 representa un aumento global de 2,8% respecto al año anterior. Y aunque fue menor que la de los años récord de 2016 y 2017, es la tercera peor tasa de pérdida en los últimos 20 años. Estos bosques nativos no solo son importantes por el oxígeno que brindan y por su rica biodiversidad. Son además sumideros de carbono naturales con gran capacidad de absorber CO2 de la atmósfera y mitigar el cambio climático. Los bosques primarios almacenan el doble de carbono que los bosques no primarios, señala Mikaela Weisse, analista de Global Forest Watch. Explica que cuando son quemados o al descomponerse los árboles liberan carbono a la atmósfera, y que la pérdida de bosque primario de 2019 está asociada a un aumento en dióxido de carbono equivalente a las emisiones de 400 millones de autos en el mismo período.

En el informe aparecen los cinco países más afectados de América Latina, por la pérdida de bosques, con Brasil a la cabeza, le siguen Bolivia, Colombia. Perú y México. El total de pérdida forestal en Bolivia fue 80% mayor que el récord anterior (en 2016) desde que Global Forest Watch comenzara a monitorear bosques en 2002. «Una de las mayores historias del informe este año es la pérdida masiva de bosque en Bolivia debido a los incendios catastróficos de 2019», señaló el Frances Seymour, especialista en bosques del Instituto de Recursos Mundiales. Los incendios se registraron en la región de Santa Cruz. Muchos fuegos fueron iniciados por la quema de bosque para agricultura, pero se esparcieron sin control debido a fuertes vientos y sequías.

El gobierno boliviano introdujo medidas en los últimos años para promover la expansión de la agricultura, incluyendo un relajamiento de las restricciones en la quema controlada meses antes de los incendios de 2019. «No creo que sea una coincidencia que los incendios se produjeron luego de que el gobierno relajara las restricciones a la quema de bosque para agricultura», afirmó Seymour. Los autores del informe destacan la pérdida por incendios en 2019 de cerca del 12% del bosque seco Chiquitano, el bosque seco tropical más grande del mundo, que se encuentra casi totalmente en Bolivia, particularmente en el departamento de Santa Cruz.

Finalmente, los autores del informe alertan que, debido a los perjuicios por el coronavirus, en el mediano plazo, existe el riesgo de que los países intenten estimular sus economías promoviendo industrias extractivas, e incursionando en los bosques y selvas, como hizo Indonesia tras la crisis financiera de Asia en la década de 1990. Pero la pandemia también puede ser una oportunidad para «reconstruir algo mejor de lo que había antes». En lugar de sacrificar los bosques en busca de una recuperación económica, los gobiernos deben invertir en la restauración de bosques para crear economías y ecosistemas más sostenibles, afirmó Weisse.

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