El Movimiento al Socialismo (MAS), del expresidente Evo Morales (2006-2019) y del mandatario Luis Arce, cumple este lunes 18 años de la primera victoria electoral que lo llevó al Gobierno del país, aquejado por la división y el riesgo de una eventual ruptura para las elecciones de 2025.
Esta jornada, declarada por ley como el ‘Día de la Revolución Democrática y Cultural’ en honor al 54 % de votos que en 2005 llevó a Morales a la Presidencia por primera vez, fue recordada por los partidarios de Morales, mientras que para el bloque «arcista», del jefe de Estado, transcurrió como un día corriente.
«#UnDíaComoHoy, en 2005, derrotamos en las urnas a los candidatos de la derecha neoliberal con el histórico 54% de la votación para inaugurar el Proceso de Cambio de la Revolución Democrática y Cultural con Nacionalización de los recursos naturales y refundación de Bolivia con Asamblea Constituyente», escribió Morales en la red social X.
El exgobernante destacó principalmente los logros económicos de su gestión de casi 14 años, interrumpida por la crisis política de 2019 que a su juicio fue un «golpe de Estado» y dio paso a un Gobierno de transición.
«De país endeudado y mendigo pasamos a ser Estado solvente y digno, reconocido internacionalmente», remarcó.
En la víspera, Morales participó en una concentración por ese aniversario en la población rural de Llallagua, en el norte del departamento de Potosí, ante una multitud y con varios dirigentes del MAS y autoridades locales.
A esa cita no asistieron el presidente Arce ni el vicepresidente David Choquehuanca, algo que fue cuestionado por Morales, quien también reiteró sus críticas sobre la situación económica del país, la «derechización» del Gobierno y los «chantajes» del Ejecutivo para conseguir apoyo de los dirigentes de los sectores sociales.
Este lunes, en un acto en el departamento de Oruro, Arce dijo que las organizaciones sociales que conforman el MAS están «avasalladas», que hay «intentos de división» y que se quiere culpar al Gobierno por eso.
«Nosotros sabemos quiénes son los divisionistas en nuestras organizaciones sociales», mencionó el mandatario.
La pasada semana, en un encuentro con los medios, Arce señaló a Morales, líder del MAS, como el «principal opositor» a su Gobierno, a lo que el exmandatario respondió que se debe a sus constantes denuncias de corrupción y «protección» del Gobierno al narcotráfico.
Impacto del MAS
En su primera gestión presidencial, Morales impulsó una nueva Constitución, que se promulgó en 2009, y varias nacionalizaciones en las áreas de hidrocarburos, telecomunicaciones, electricidad y minería.
Morales fue reelegido gracias a otra amplia victoria en las urnas para el periodo 2009-2014 y argumentó entonces que esa era su primera gestión debido a que Bolivia se «refundó» con la nueva Constitución, que permite una reelección.
También venció en los comicios de 2014, y en 2016 impulsó un referéndum constitucional para poder volver a postular en las elecciones generales de 2019.
Aunque en la consulta ganó el «no» a la reelección, el político fue habilitado de todas formas con el aval del Tribunal Constitucional que le reconoció el «derecho humano» de ser candidato.
Morales fue declarado ganador de los comicios de 2019, pero finalmente renunció a la Presidencia y salió del país en medio de la que fue la más grave crisis política y social en la historia reciente del país.
El exmandatario aseguró ser víctima de un golpe de Estado, mientras que la oposición sostuvo que la crisis se desató por las denuncias de un fraude electoral a su favor en los comicios que luego fueron anulados.
En 2020, Luis Arce ganó las elecciones, con lo que el MAS retornó al poder luego de casi un año del Gobierno interino de Jeanine Áñez.
El analista político Paúl Coca, dijo a EFE que el MAS entró en una «decadencia natural» por el empeño de Morales «para continuar en el poder y no dejar que a otra persona de su partido lo ocupe», algo que marca la confrontación con Arce desde fines de 2021.
A juicio del experto el MAS está «a tiempo para unificarse» de cara a las primarias que se celebrarán a fines del próximo año, pero que eso se complica al no tener un factor externo que le impulse a esa unión, como una oposición unida.