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lunes, abril 29, 2024
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El virus eleccionario

Las prioridades del país en este momento están lejos de las próximas elecciones que quedaron sin fecha luego de la postergación determinada por el Tribunal Supremo Electoral, en acuerdo con los representantes de las ocho fuerzas políticas inscritas para los próximos comicios. Pero eso no quiere decir que el tema se haya diluido. Todo lo contrario, los candidatos y las fuerzas políticas hacen campaña hasta utilizando la pandemia como instrumento de convencimiento, en unos casos para hacer guerra sucia y en otros como obra solidaria. Es la naturaleza del político que solamente piensa en sacar provecho de toda coyuntura, por más triste que fuese, olvidando que, en unas elecciones, el factor central es el voto, y el sujeto principal es el ciudadano, que en su momento, juzgará la conducta de los candidatos y los partidos.

El tema de la postergación de las elecciones ha quedado en manos de la Asamblea Legislativa y de los partidos que participarán, aunque ya han surgido posiciones dentro del parlamento, que enturbian la posibilidad de un acuerdo, anteponiéndose la mayoría del MAS, antes que el consenso con los actores esenciales que en este momento son los representantes de las fuerzas políticas que terciarán en las elecciones, y no los resabios de un parlamento que ya cumplió su período de vigencia, más criticado que valorado, y ahora tiene una misión específica que es honrar su compromiso de facilitar el proceso electoral durante la extensión del período de transición que ha ampliado sus funciones.

Lamentablemente, la dirección nacional del MAS-IPSP, mediante comunicado difundido por las redes sociales y publicado por el candidato a la presidencia de esta sigla, Luis Arce Catacora, considera «que el proyecto del Tribunal Supremo Electoral (TSE) sobre los plazos para las próximas elecciones no tiene consenso y pidió que los comicios se organicen cuanto antes».

«Este órgano del Estado ha definido enviar un proyecto de ley a la Asamblea Legislativa Plurinacional proponiendo un rango de fecha para las nuevas elecciones sin que exista un consenso», dice el comunicado. Anteriormente, varios dirigentes del MAS rechazaron toda posibilidad de una postergación de los comicios, y hasta señalaron «que la expansión del coronavirus solamente era pretexto para otra prórroga del gobierno transitorio». (Vaya ocurrencia absurda).

Pero la realidad es más fuerte que la politiquería y en este momento las prioridades son otras, en primer lugar, se busca preservar la salud de la población imponiendo el aislamiento de la gente en sus domicilios, como única forma en este momento de evitar el contacto con los posibles infectados en centros educativos, lugares de trabajo o zonas donde se aglomere la gente. Esta es una forma precaria de evitar los contagios, frente a la ausencia de medios disponibles, ya que en este momento no existen ni medicamentos específicos ni vacunas para prevenir el COVID-19, lo peor, no existen hospitales, clínicas y lugares aptos para aislar a los enfermos, ya que -para nadie es un secreto- durante los últimos 14 años poco se hizo por la salud pública, y se dilapidaron los recursos económicos generados por el gas natural, en proyectos deficitarios, innecesarios, mal concebidos y peor ejecutados.

Si en la época del auge de los precios del gas y los minerales se hubiese preparado al país para las épocas difíciles, especialmente en el campo de la salud pública, en este momento la forma de enfrentar la pandemia tal vez hubiese sido diferente, ya que se hubiesen contado con los centros de salud que cuenten con los medios necesarios.

Queda la esperanza porque se logre el consenso entre todas las fuerzas políticas y se imponga a la Asamblea Legislativa actuar en el marco coyuntural atendiendo al clamor popular por el respeto a la voluntad ciudadana, vulnerada durante los últimos años, y que se logre un acuerdo que viabilice una nueva fecha para los comicios, que dependiendo de las circunstancias, podrían ser no solamente para Presidente, Vicepresidente y legisladores, sino inclusive, para gobernadores departamentales y alcaldes, así se ahorraría gastos dobles que bien podrían ser utilizados para enfrentar la pandemia.

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