El ministro Iván Arias, se supone con buena voluntad antes que intentar demostrar coraje, se había constituido en la localidad de Laja -lugar donde se tenía que fundar la ciudad de La Paz-para constatar si la población estaba cumpliendo la cuarentena dispuesta por el gobierno de la Presidenta Añez.
En la filmación se advierte que, acompañado de dos policías, un camarógrafo, una asistente y otras dos personas, exigía a voz en cuello a la propietaria de una tienda y al propietario de una llantería, a cerrar sus locales, expresando que de lo contrario «los haría detener».
Luego se advierte que se va ante un tumulto en la que estaban varios vehículos ómnibuses y alrededor unas treinta personas, guardando luto, porque, según declaración de uno de ellos, en forma reciente, unas dos horas antes que arribe el ministro, habían enterrado a un pariente y por costumbre -desgraciadamente- de la tradición aymara, estaban rezando, acullicando coca y departiendo algunas bebidas espirituosas y comida, para que al difunto no le vaya mal en el largo trayecto de pasar de esta a la otra vida.
Toda buena intención es ponderable, pero toda acto descabellado puede provocar la furia de campesinos y peor si están ebrios, el ministro instaba, pedía, a los familiares del fallecido(a), a resguardarse de la pandemia del virus en sus casas, pero lo que olvidó es que toda turba actúa sin medir las consecuencias, felizmente -gracias a los santos de su devoción (del ministro digo)- ante la iracundia de los pobladores del lugar, se retiró en forma prudente y mejor lo hizo, de lo contrario se hubiera estado lamentando quizá otra figura de golpiza en tumulto y llevado en andas para que salga del lugar.
¡De la que se salvó el ministro de la Presidenta Añez!
Habíamos señalado que para la localidad, región, provincia y/o departamento, donde no se quiere o no quiera cumplir con las disposiciones de prevención contra la pandemia, se debían instalar bolsones de seguridad para proteger la zona, vigilado por policías y efectivos de las fuerzas armadas acampados en los lugares, para que los que resisten no salgan de su jurisdicción y tampoco alguien ingrese, y que si se presentare alguna infección del coronavirus los trasladen a centros hospitalarios que el ministerio de salud hizo conocer.
Buen analista el ministro Arias, pero parece que todavía no quiere darse cuenta que la realidad de los hechos, en nuestro país, varía tanto de un momento a otro que nada es previsible, como el caso del ex Gerente de Telecomunicaciones, que a la fecha está en Miami y que se habría llevado mucho dinero en menos de dos meses de gestión de la cosa pública.
El decir que «el ex era una excelente persona y un profesional de primera», a tiempo de posesionarlo, el tiempo demostró que no fue así, llego la pandemia, el ex gerente está a buen recaudo en el país del norte, no se dio a conocer en qué queda el proceso judicial instaurado en contra del citado.
Aquí surge un refrán que valdría la pena que el ministro Arias recuerde, no obstante que en otro tiempo fue servidor público: «Otra cosa es con guitarra».