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viernes, mayo 17, 2024
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Históricas circunstancias para el litio

Las reservas de litio aumentaron de 21 a 23 millones de toneladas, de acuerdo a una cuantificación hecha por el gobierno, confirmando que Bolivia posee la mayor reserva mundial de este mineral. Sin duda, una versión de esta naturaleza tiene que alegrar al país porque ofrece esperanza, pero al mismo tiempo, debe mover la conciencia de autoridades y ciudadanía por la administración responsable de estos recursos y sus proyecciones. Que el salar de Uyuni contiene grandes reservas de litio, y probablemente las mayores del planeta, es una interpretación que se ha recogido desde hace mucho tiempo. El nuevo anuncio sobre el incremento de las reservas fue efectuado por el presidente Luis Arce, quien dijo que mediante la empresa YLB se han hecho «exploraciones para cuantificar la reserva del litio».

Agregó que «la buena noticia es que consolida al país como la primera reserva de litio en el planeta: tenemos 23 millones de toneladas», afirmó el presidente Luis Arce. El jefe del Estado habló justamente en el municipio de Coipasa, en el departamento de Oruro, cuyos yacimientos, junto a los de Pastos Grandes y Uyuni, son los que conforman el total de las reservas del país. Se explicó que para las tareas de cuantificación fueron perforados 66 pozos en los salares, 46 en Coipasa y 20 en Pastos Grandes.

El expresidente Eduardo Rodríguez Veltzé, exteriorizó satisfacción por el anuncio, y dijo que la explotación sea en beneficio de la población mediante proyectos «debidamente consultados, sostenibles, amigables con el medio ambiente, con acuerdos y convenios públicos transparentes». Mediante las redes sociales, Rodríguez Veltzé, sostiene que es el pueblo boliviano el «único dueño» de toda la riqueza.

Varios analistas se han ocupado del tema haciendo notar que una cosa es cuantificar las reservas mediante estimaciones, y otra la certificación de reservas mediante una entidad especializada, que es lo que el gobierno debe hacer para tener la certeza de la magnitud del litio boliviano. Por otra parte, los dirigentes cívicos de Potosí, mantienen su tesis de defensa de los recursos naturales, y exigen transparencia en los contratos firmados con transnacionales.

El gobierno actual se ha autodefinido como impulsor de la industrialización, que ha sido uno de los objetivos nacionales. La búsqueda de que la explotación de los recursos nacionales derive en la industrialización logrando valor agregado, ha sido propósito y aspiración que no se ha logrado cumplir. Por ello no extraña que algunos analistas vean con escepticismo los anuncios de los políticos.

Por ejemplo, el economista y docente universitario, Gonzalo Chávez, a través de las redes sociales se refiere a la forma como históricamente se han explotado los recursos naturales, sin que se logre beneficiar al Estado ni al pueblo. Recuerda que nuestro territorio fue el mayor reservorio de plata. Se refiere a la época colonial en la que la explotación del cerro rico de Potosí produjo tanta plata que simbólicamente se decía que podía haberse construido un puente con el precioso metal hasta España. Recuerda también que, en la mitad del siglo XX, el país fue una potencia de estaño. Efectivamente Bolivia llegó a ser el segundo productor de estaño del mundo. Luego dice que, en los últimos 30 años, la nación llegó a ser un centro latinoamericano de gas. Lamentablemente esa situación hoy es solamente un recuerdo de lo que pudo haber sido y no fue. Miles de millones de dólares ingresaron a las arcas del Tesoro General del Estado por las exportaciones de gas a Brasil y Argentina, y hasta ahora no se sabe que se hizo con tanto dinero.

Ahora en el siglo XXI, Bolivia tiene las reservas de litio más grande del planeta. Sin duda existe consenso en el país porque se industrialice el litio. Pero con la experiencia de los últimos 15 años en los que se hurgó el tema de forma irresponsable, existen justificados motivos de preocupación. Por ello se justifican los pedidos de transparencia y que se hagan públicos los contratos y forma de adjudicación a las empresas escogidas para explotar el litio.

Es una realidad que el país no ha sabido administrar su riqueza estratégica, y que los recursos naturales han servido a Bolivia para consolidarse en un país exportador de materia prima. Se ha renunciado a la industrialización y ni el Estado ni el sector privado han podido romper esa barrera de lograr que el país exporte productos acabados, beneficiándose del valor agregado. Sería lamentable que se repita esta situación con el litio, que de acuerdo a las expectativas internacionales, es un producto esencial para una diversidad de usos, de manera que su cotización se ha disparado exponencialmente, para luego bajar.

Según Bloomberg, después de un repunte de dos años, que escaló hasta los 86.910 dólares por tonelada en noviembre de 2022, el precio del litio en China se ha contraído. Y de forma contundente. El valor actual rondaría los 187.500 yuanes (27.300 dólares). Para la empresa Yacimientos del Litio de Bolivia (YLB), en los últimos meses, el precio de la tonelada del carbonato de litio registró una rebaja hasta alcanzar los $us 19.000 respecto a 2022, año en el que el costo llegó hasta $us 78.000. En ese marco, YLB?prevé que el valor del litio se estabilice en $us 35.000 este año.

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